miércoles, 18 de mayo de 2011

Candelaria.

Dibujamos la ironía,
con el humo entre los dientes,
explotando interiormente,
tus capullos vida mía.

Robustos corazones,
cielos falsos, agonías,
conciertos de aguas francas,
mi desgracia, tu poesía.

Te miraba, te buscaba,
entre arenas y corales,
mis reliquias te entregaba,
tu silencio mis señales.

Es ahí la fortaleza,
los paisajes, las vendimias,
los dolores madre tierra,
tu esperanza, mi desdicha.






sábado, 9 de abril de 2011

Mentiras piadosas.

Una vez más te has quedado solo,
no por falta de amor,
sino por saturación de delirio,
no por falta de comprensión,
sino por saciedad de angustia y dolor.
Y es en esa soledad que disimulas día a día,
pensando e imaginando que la vida será sólo eso hasta el final de los tiempos,
como una magra elección que ha sepultado los sentidos,
propagando locura,
despertando pasiones, pudriendo ofuscación;
retornas al juego de las mentiras piadosas,
esas irreales y a la vez concretas,
pragmáticas y otras muchas etéreas,
que sólo velan por el otro,
ese distinto a ti,
que no existe más,
que se pierde y desaparece,
que se cruza y te observa del otro lado del camino,
destruyendo fantasmas,
imaginando vidas,
junto a la agria imagen que transmites tus ojos,
sin esa luz que te era propia y encandilaba al mundo,
evidenciando lo poco que le queda... a tu tibio corazón.

martes, 29 de marzo de 2011

Virginia.

Huyendo, así estás ahora,
como tantas veces,
huyendo,
corriendo sin prisa,
engañando, testimoniando.
Huyendo, corazón extinto,
de desazón y de hipocresía,
incendiando quimeras,
baldeando esquinas,
persuadiendo instantes
sembrando mentiras.

Huyendo,
como tantas otras,
esas cercanas, ordinarias,
matizadas, clandestinas…
que transitan y se duermen,
se acoplan y desaparecen,
desertan del silencio inerte,
se esconden del cielo fugaz.
Huyendo, corazón despavorido,
de insalubres pleonasmos
e impropios vaticinios…
predices el sarcasmo,
titubeando placeres, dudas, cansancios…
insomne te escondes,
recreando fantasías,
puñados de polvos,
grillos, melancolías.

Huyendo, partirás sin aliento,
hasta el filo de la ceguedad,
la inconciencia de la casualidad,
la historia nunca antes dicha,
el sueño que no se vivió.
Huyendo, corazón delator,
marginal e incongruente,
sin voz ni carisma,
que se tropieza y cae,
se tranca y no olvida.










viernes, 25 de marzo de 2011

Insuficiencia.

Insuficiencia.

Mis dedos gatillan dolor,
conmociones dormidas,
beneplácitos de escombros,
sequedad mental,
migrañas de ignorancia
que sudan amargura,
cañones de devoción,
llantos y ataduras,
como si nada fuese suficiente,
como si nada fuese ser lo que parece…

Amistades, amores,
humanos, caminantes,
…así es el fuego sin cielo, sin reino….
Ya no estás aquí, ahora,
ya no existes más, mañana,
nunca has estado ahí, ayer…

Revolviendo el café
mezclando mieles y sobras,
miro por la ventana,
trenes que se entrecruzan,
pasadizos que no se encuentran,
verdes florescencias,
crudos manantiales…
dónde lo único que encuentro,
o lo único que puedo percibir,
es insuficiencia de mi,
o carencia de ti.

sábado, 19 de marzo de 2011

Codex.

Clavado en la arena,
rendido a las profundidades,
soñando la brisa,
el viento que galopa
inocente,
temeroso,
avasallador, sin fin…     

Sedas descontroladas,
tinieblas de caricias que
bailan entre socavones,
y se abrazan reventando estrellas,
susurrando el atardecer,
inventando perpetuas bocanadas
que se es-fuman,
se descoloran,
olvidan,
claman…

lunes, 14 de marzo de 2011

Moribundo.

Creía que tus huellas,
esas que partieron desagarrando fugazmente todo a su paso,
y se mimetizaron en nubes repletas de rencor y codicia,
se volverían palabras de anhelo, calma y piedad…
piedad de tenerte cerca,
de sólo verte,
de sólo sentir que estabas ahí,
con ese miedo ancestral que transmiten tus ojos,
de los cuales temo y rechazo,
y sin embargo me embriagan de improviso con cristales que una vez pensé querías ofrecerme…

Pero no fue así,
tus huellas partieron dejando palabras irrespirables
las cuales quedaron atrapadas en nuestros sueños ,
más bien en los míos,
que son los de todos, únicos entre ellos que se entremezclan cavando tu apariencia
de prehistóricas promesas e incrédulas convicciones,
dejando entrever tardíos carnavales que confunden y desaniman esas provisorias claves de infortunio que creaste,
y que yo tome, voluntariamente,
como parte de un deseo intrínseco que pensé,
podrían volverse de alguna manera… realidad.

Pero no fue así,
la confusión alteró la lluvia con matices pérfidos e incongruentes,
quemando el cielo y secando las escasas lágrimas que dejaste al partir,
y sin poder hacer nada,
sin nada más que decir,  
me alejé de ti, para coronar la pocilga en la cual aún existo…

Es por esto que te has vuelto un desastre crematorio que sofoca mi andar,
y retuerce mis palabras como un ser pensante y malviviente,
provocando la ligereza fatal de mis actos,
junto a una desdicha inconmensurada,
como estelas de encanto que sólo yo puedo percibir,
avergonzándome de culpa y ofuscación,
mimetizando el tiempo sin prudencia,
creyendo, únicamente, en que llegará el día que te des cuenta,
que nunca quise ensuciar los colores con los que pintaste la abundancia,
ni la serenidad de esta puta desdicha…

Y fue en ese fatal error,
que me trasformaste en una despiadada caja de recuerdos y promesas inconclusas,
insufriblemente violentas para tu esencia translúcida e inofensiva,
en dónde sólo quise subrayar el eco insondable de mis deseos,
sin percatarme del mal que te había causado con la deficiencia de mis actos,
los cuales te hicieron tomar otros rumbos, otros caminos alejados de la indolencia...
y sin siquiera darte un segundo para pensar,
que esos actos eran sólo la causa de ésta profunda conmoción que has creado entre nosotros,
y que se altera cada a día haciendote desaparecer,
partiste junto a tus huellas,
cerrando las puertas cada noche,
con la esperanza de no volver, ni detenerte.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Precipicios.

En lo alto de la montaña,
donde se construyen estrellas y viñas,
y la brisa sopla tímida y descontrolada a la vez,
pienso en el absurdo de éste nuevo día,
en el calor de la memoria que alimenta los sentidos,
dejándote temeroso,
y también en ciertos momentos, hasta liberado.

Cumbres,
mágicas espinas terrenales,
de relámpagos de hielo
e infiernos tardíos que sustentan éste dolor insistente,
siento conmovido tus gritos sin eco,
queriendo abrazarme,
queriendo salvarme,
queriendo llevarme hacia lo lejos,
para así volar más alto,
hasta esfumarme en tu inmensidad glaseada y tectónica.

Blanca, perpetua,
preparas mi refugio en el silencio ancestral que propician tus brazos,
intentando ilusionar,
intentando acariciar lo que aparentemente ya habías perdido,
purificar el sacrificio de otros,
y alimentar el dolor de tu paciente agonía.

¿Y qué más da ahora?
¿A quién le importan tanta belleza,
cuando múltiples llagas cubren nuestros ojos con lágrimas hechas de sal y tormento?
¿A quién le importa tu presencia,
cuando te invitan a caer hacia el vacío perplejo sin que tu voz te sirva de amparo?

Quisiera desaparecer en tus llanos,
de roja vid-a estacionaria,
de curvas inconexas,
claramente aborrecidas en la insolente altura de tu delirio,
para poder respirarte en lejanía,
con el único fin de ver tu sombra entre las grietas,
y reescribirte en los témpanos que cegaron nuestra historia,
tensionando la realidad pragmática de la que somos objeto,
y situarnos del otro lado del paisaje,
en lo alto de la montaña,
donde sólo se vislumbran estrellas y viñas,
y ya nada de nosotros importa.

Desterrado.

lunes, 14 de febrero de 2011

P(eros).

Pasados, pedazos perennes,
poderosos pensamientos,
palabras precarias,
pronunciadas y procesadas.

Purgatorio y pus, pureza pudorosa.
Páginas pontificadas, paranoicas predicciones,
portales y parajes prudentes,
-presagio-, perfecta putrefacción y pecado.

Presentes persuadidos,
perpetuas percepciones periféricas.
Procesos pudorosos,
prosas, poemas,
pupilas, plumas, parábolas y pulmonías.

Posesión, poseído, poe-sido.
Pérdidas, perdido, pierdo, pregono,
pocilga, porcino, poeta…
Prudente placer,
polen y porquerías.

Parábolas,
pinturas y plasticinas
paciencia persevada,
perturbaciones y pocilgas.
Precario, preciso y perfecto,
pinceladas, plegarias, placeres y plagas,
profundas y póstumas proyecciones,
plataformas perpetuas
pensamientos plenos y preciados,
preciando
presionando,
puliendo,
…parasitando.

domingo, 6 de febrero de 2011

Movi-Miento.


Tu ausencia.

No he llorado tu ausencia
pero eso no quiere decir que no te sufra.

Lejos,
detrás de columnas verticales,
vives sumergido
en el fango de tu recuerdo.

Y yo aquí,
intentando abrazar fronteras,
caminando a ciegas hacia el olvido que dejo tu brisa.
Caigo,

en el fondo sombrío de la inexistencia,
donde, malheureusement,
no nos encontramos.

No he llorado tu ausencia,
sólo a veces,
creo ni siquiera tenerla.

Estás,
en el recuerdo gris de tu agonía ajena.
Persistes,
en el paréntesis burlesco de la memoria,
y aún así,
en un delicado retablo de contradicciones varias,
amaneces sutilmente,
para iluminar desde el ocaso,
lo que alguna vez llamaste vida.

No he llorado tu ausencia,
pero eso no quiere decir que no te sobreviva.

Deambulas descalzo,
observando llanos y motivos tibios.
Avanzas,
hacia el otro lado del crepúsculo.
Piensas,
en el oculto cadáver que cargas sin prisa,
para al fin intentar, quizás,
desvanecerte en ese aroma,
del cual casi...
ya no queda nada.